ARTÍCULO

Un juego de creación, universal y total.
En 1939, Xul Solar (1887-1963, Sagitario) comenzó a idear el panajedrez, también conocido como panjuego o ajedrez criollo, y lo terminó de desarrollar durante los siguientes siete años. El juego reúne a dos participantes que despliegan sus propias creaciones, absorben o barren las creaciones del otro, expanden o reducen las propias, y todo ello hasta donde deseen hacerlo. El clásico ajedrez remueve piezas del tablero hasta acorralar al oponente e inmovilizarlo, mientras que el panjuego es una invitación a explorar y a desplegar en compañía, como una meditación filosófica acerca del desarrollo propio y del desarrollo ajeno, del espacio propio y del espacio del otro.
Se trata de un juego astrológico, ya que algunas piezas (trebejos) simbolizan un signo del zodíaco o planeta. Pero incluso es una creación lingüística, ya que algunos trebejos también son sílabas consonantes, y los casilleros donde se los ubica (escaques) son sílabas vocales. El juego también es una creación musical, ya que algunas piezas además son notas y, superpuestas, forman acordes. Y, como los peones representan números, incluso hasta se forman ecuaciones matemáticas. Al mismo tiempo, surge una creación pictórica abstracta, ya que se incluyen intensos colores. Además, los escaques no sólo son vocales sino que también representan los grados del círculo celeste, y así se va formando una especie de almanaque que indica días, meses y años.
I. Estructura del juego
El tablero consta de doce columnas por trece, generando así 156 escaques, cada uno con sílabas vocales. Y los colores de los trebejos corresponden a notas musicales. Se trata de una representación visual de la música, en la que el artista no retoma la diferencia tradicional entre sonidos naturales y alterados (sostenidos, bemoles) y, en su lugar, estructura dos escalas de seis tonos cada una (al igual que hay 12 signos astrológicos). Pero para la representación tradicional del zodíaco, los signos positivos y los nodos lunares se hallan en trebejos redondos, y los signos negativos en trebejos cuadrados.
A las piezas tradicionales del ajedrez también se agregan la Tritorre, la Contratorre, el Bialfil, el Trialfil y el Contralfil. En total, cada jugador dispone de treinta trebejos, más uno denominado "azar". Además de colores, las piezas incluyen líneas, formas y grifos. Y fueron confeccionados artesanalmente, tallados en madera de palo de escoba pintada al óleo, con forma plana (para poder superponerlos).
Otra característica importante del tablero es que los números de las columnas están graficados especularmente, lo que indica que se trata de un juego en el que dos creadores totales desarrollan su propio espejo.

II. Dinámica en las jugadas
Las piezas inician el juego estando fuera del tablero, aunque hay una columna que corresponde al número 13, y que es entendida como entrada y salida del juego. Pero este no tiene una zona de principio o fin determinados, ya que los jugadores ubican los trebejos a voluntad, y según la creación que desean desplegar con cada movimiento y ubicación.
Si una pieza barre a otra, asume los valores de ésta, junto a todas las correspondencias que se le asignasen (numérica, musical, linguística, astrológica, pictórica). De esta manera, durante el juego se forman diálogos de diversa índole con el otro jugador, no sólo linguísticos sino también contrapuntos musicales, pictóricos o astrológicos, ya que los movimientos también podrían reflejar la carta natal de cada participante.
Las elecciones que cada jugador realiza implican referencias múltiples: el participante podría tener en mente la representación de una posición astrológica, pero esa misma representación podría variar a una sonoridad musical, a una combinación pictórica de colores, a palabras, o a números... Para ello, sólo hay que girar de lado los trebejos cúbicos, o darlos vuelta si sólo tienen dos caras. Por ejemplo, uno de los trebejos zodiacales es color rojo y representa a la letra A, al número 12, a Aries y al Do sostenido. Teniendo a disposición todas estas correspondencias, los jugadores no sólo despliegan una creación de acuerdo al significado que tienen en mente sino que también descubren diferentes dimensiones a las que cada despliegue podría referir, simultáneamente. Durante el desarrollo del juego, aparecen entonces melodías, cuadros, poemas, ecuaciones... dependiendo de las múltiples asociaciones y de la habilidad para considerarlas al unísono.
Las piezas también pueden superponerse una vez ubicadas en los escaques y, con o sin superposición, el conjunto de sílabas así reunidas (vocales y consonantes) progresivamente va expresando un lenguaje que es propio del artista, la panlengua.
índiceIII. Panlengua en el tablero
Como se ha visto, el juego incluye lenguajes simultáneos y, en un intento de universalizar la expresión, el artista añadió su propio idioma lingüístico. La panlengua es un idioma fonético (se pronuncia tal como se lo escribe), no tiene gramática, y fue construido con bases numéricas y astrológicas.
Las sílabas se combinan a voluntad: las consonantes representan categorías e ideas, mientras que las vocales les añaden características. Además, ambos tipos de letras se pueden utilizar según una polaridad positiva o una polaridad negativa. En Astrología, una polaridad positiva es solar (progresión y liberación), y una polaridad negativa es lunar (regresión y densificación). La solar está impulsada por exaltaciones planetarias, mientras que la lunar permanece en las regencias habituales.
Para diferenciarlo en el juego, la consonante "r" minúscula indica la negativa. En cuanto a las vocales, "i-u" son positivas, y "e-o" son negativas. Sólo la "a" indica un término neutro. Por ejemplo, la sílaba Ta traduce la idea de cantidad. Si la idea es lunar (Tr), corresponde a Júpiter y al signo de Sagitario (donde el planeta rige). Si la idea es solar (T), corresponde a Saturno y al signo de Libra (donde el planeta se exalta). Luego, la pieza a su vez puede emprender un movimiento solar o lunar según dónde se la ubique en el tablero, ya que los escaques son vocales. En un movimiento solar: Ti=poco y Tu=mucho, y en un movimiento lunar: Te=menos y To=más.
Otro ejemplo. La letra R traduce la idea de actuar (Ra), siendo Ri=hacer y Ru=deshacer, Re=intercambiar y Ro=moverse. Utilizada según el orden solar recién mencionado, la pieza corresponde a Neptuno y a Leo (donde el planeta se exalta). Pero utilizada según el orden lunar (Rr), corresponde a Urano y al signo de Acuario (donde el planeta rige). En resumen, las consonantes indican un signo zodiacal entendido en su polaridad positiva o negativa, y las vocales a su vez indican la tendencia a desplegar desde ese signo. Así entonces es posible prever el tipo de jugada que se intenta desarrollar, ya que las elecciones indican la orientación con la que se desea expresar la carta natal (solar o lunar).
Las correspondencias entre las dos orientaciones zodiacales se pueden encontrar en Xul Solar: pinturas esotéricas, otro artículo dedicado a las obras del artista en la sección Arte & Mancias.
índiceIV. ¡Las reglas!
Una creación abarca múltiples esferas o dimensiones, y necesariamente incorpora distintos parámetros que regulan las relaciones y definen espacios en cada una de ellas. Básicamente, el panjuego es un juego de gran libertad para desplazarse entre esas dimensiones según cómo transcurra el desarrollo. Y, por supuesto, ello supone aplicar las reglas que imperan en cada esfera.
"Saber jugar" es mucho más que entender y aplicar correctamente cada lógica de funcionamiento, de orden, o una táctica o estrategia. Las referencias para moverse varían porque son múltiples, es decir, que no se definen exclusivamente por una única esfera de la experiencia. El desarrollo del juego podría iniciar con una intención astrológica, por ejemplo, desplegar una figura de aspectos determinada. Pero la sonoridad que surge con esas posiciones de los trebejos podría llevar a enfocar la atención en la melodía que allí está surgiendo, y entonces el parámetro para continuar podría pasar a ser el eco armónico de la jugada. El nuevo foco también podría ser el cuadro que emerge a través de la combinación de colores, y entonces el parámetro para continuar podría ser un contraste o continuidad visual.
"Saber jugar" requiere de plasticidad, de un gran conocimiento de las distintas expresiones o correspondencias de un sonido, un color... Y, por supuesto, también requiere de la habilidad para mantener perspectivas múltiples de manera simultánea. En este sentido, el artista solía preguntar "¿A qué estamos jugando?"
Jugar a crear requiere de destreza, de conocimiento, leer despliegues propios y ajenos que se desarrollan en diferentes planos. Mientras tanto, está la posibilidad de dialogar con el otro participante, conocer sus diferentes expresiones, y definir qué ocurre con los elementos de cada creación. ¿Los trebejos ingresan al tablero, continúan vigentes, son barridos por el otro participante, o se retiran voluntariamente hacia la columna 13?
Aplicar o no diferentes reglas también depende del tipo de creación que el otro participante desarrolla. Sus acordes podrían representar una disonancia para la creación propia, por lo que barrerlos al modo del clásico ajedrez no siempre es conveniente aquí, ya que al hacerlo se absorben sus cualidades... La perspectiva que el panjuego desarrolla se ubica mucho más allá del predominio, la victoria o la derrota: ¿qué efectos produce incorporar alguna parte de la creación ajena? ¿Qué tipo de elementos se introducen al expandir el espacio propio? Se trata de un juego de creaciones en el que ambas se encuentran y, como tales, los espíritus que mueven y combinan piezas se convierten en un único espíritu: no hay uno sin dos, y dos son uno.
índiceNota de la autora. El panjuego es una actividad mucho más compleja que la aquí mencionada. El artista no dejó indicaciones escritas acerca de los elementos que incluyó en su composición, así como tampoco del modo de operatoria para hacerlos jugar.
Fuentes (11.05.25): El panajedrez, Panlengua, Revelador ensayo sobre la música en Xul Solar.
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